Madre, me gustaría saber los motivos por los cuales tu ahora me haces sufrir. No tengo un refugio, nadie con quien pueda desahogarme exponiéndole mi situación, que me destroza interiormente por momentos, completamente catastrófica y que no tiene ni la mínima imagen de que vaya a ser modificada. Si tuvieras una pequeña idea de cómo tus amenazas y actos como lanzas se clavan en mis costados provocando mis mínimas expectativas respecto a la vida creo que recapacitaría, dejarías de rellenar el vaso para llenar la nevera, me darías una estabilidad sentimental y me ayudarías a apartar este pensamiento, en el cual, estoy sola ante el mundo. Pero no te interesa porque hay ciertas acciones que repercuten tanto en tu vida que las sustituyes es por el amor de tu niñita ¿lo recuerdas?, creando a la vez un deseo interior de gritarle al mundo lo injusto que ha sido al castigarme de esta manera, porque para mí, la vida de esta manera es un castigo.
12 oct 2011
1 oct 2011
El beso del Time Square
Día V, Japón acaba de firmar la rendición ante Estados Unidos lo que significa el fin de la Segunda Guerra Mundial. Un impulso me hizo salir del hospital en el que residía de interna y unirme a la marabunta de gente que celebraba el principio de una nueva era. La celebración llegaba hasta el Time Square donde la alegría, la armonía y la unión se podían palpar; mi mente se despreocupó y mi cuerpo actuó totalmente desinhibido. Una fuerza estiró de mi mano hasta tenerme pegada a su torso y forzando que sus labios rozaran los míos provocando, con la máxima suavidad y miramiento, un beso. Y allí nos encontrábamos dos extraños trabajadores de la patria estadounidense fundiéndose en la mayor muestra de espontaneidad debido al cariño hacia un país que había sufrido demasiado.
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