21 sept 2011

A little sigh


Una bicicleta, con un canasto antiguo y vacio, de un color metalizado que permitía reflejar su rostro en la rueda delantera. Pedaleaba cada vez más deprisa, intentaba escapar de todos sus temores y malestares.  El viento rozaba sus pálidas mejillas y chocaba contra su débil y herido pecho, era el único elemento en la tierra que no la permitía sentirse abatida por sus pensamientos. Veintitrés minutos y once segundos necesito para encontrar el lugar idóneo donde poder reflexionar con su propia mente. Una roca la sostenía cruzada de piernas mientras observaba el crepúsculo, en ese mismo instante solo podía estar segura de que esa roca no la dejaría caer ya que no lo hizo durante todo este tiempo atrás en el que se sentía presionada por algo. Ver como el sol cambiaba la alumbrante luz que mantenía todo el día por un color anaranjado-rosáceo y como el sol poco a poco se iba escondiendo hasta conseguir su corta desaparición la hacía reflexionar sobre una de las cosas más importantes que hay que tener en cuenta para aplicar en la vida:
Todo lo que va viene, asique aprovéchalo, disfrútalo y sácale todo el partido que puedas mientras esté presente.

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